El equipo de ATyC (Asistencia Técnica y Capacitación), del Prosap, integrado por ingenieros agrónomos, aporta ciencia en momentos de escasez de agua.
Año seco. Sin agua. Esto significa problemas e incertidumbre para todos los actores ligados a la producción agrícola. En nuestra región, dependemos directamente de la cordillera de los Andes. Y, al no nevar lo suficiente, el año es hidrológicamente catalogado como seco a muy seco. Nuestra nota de tapa de la semana pasada informó la evaluación de las superficies nevadas provistas por el sensor MODIS. Hay un déficit importante de precipitaciones nivales en altura. Recién en junio hubo nevadas que superan los valores medios históricos, los últimos 20 años. Este faltante de precipitación nival volvió a ocurrir entre julio y septiembre, siendo las ultimas nevadas de octubre escasas. Esto a simple vista intuye un año de escasez hídrica para el ciclo 20-21. A ojo de los científicos, habrá entre 692 hectómetros cúbicos con un mínimo esperable de 631 y un máximo de 753, para el período de escurrimiento de octubre de 2020 a septiembre de 2021. Además, los estudios para los próximos 10 años aseguran que serán secos.
Entre las alternativas para paliar estas crisis, están las opciones tecnológicas para regar. Y por ello, dialogamos esta semana con el ingeniero agrónomo Raúl Ruiz, coordinador del equipo de ATyC (Asistencia Técnica y Capacitación), del Prosap, que está integrado por varios ingenieros agrónomos, técnicos especializados en riego y un sociólogo. Esta unidad depende de la UECCPA (Unidad Ejecutora Central de Proyectos Agrícolas), a cargo de Laura Rubiño.
“Venimos trabajando desde hace tiempo con distintas variables, siempre con la idea de eficientizar el uso del agua, que es muy escasa. Por ejemplo recientemente instalamos en el departamento San Martín -comenzó diciendo el joven profesional- en un cultivo de forrajeras, alfalfa específicamente, una manga de riego para eficientizar el agua y economizar recursos. En esta propiedad rural siempre se hizo riego tradicional superficial, con poca eficiencia en el uso del recurso hídrico, antes toda la finca estaba cultivada con parrales, de explotación vitícola, y actualmente se está haciendo una reconversión a pasturas varias. Con el objetivo de cubrir la recría de animales”.
“El agricultor, viendo el funcionamiento de las mangas de riego, en las parcelas demostrativas activadas por el Prosap y asistiendo a las capacitaciones realizadas, se convenció de que deseaba probar su uso y desarrollar un riego por pulsos de riego”.
“Aunque se encontraba fuera de nuestra área de trabajo” destacó a Suplemento Verde el joven profesional, recibido en la UNSJ, que está comprendida por fincas en los departamentos de Rivadavia, Santa Lucía, Chimbas y 9 de Julio, se prestó la colaboración en la faz técnica correspondiente. “Se han logrado eficiencias de aplicación variables, pero la máxima ha sido del 75% de lo que se venía usando, reduciendo notoriamente las pérdidas por percolación”.
“En este caso particular, el sistema cuenta con una válvula para realizar el riego con diferentes operaciones, y a la vez por pulsos, calculando la velocidad de avance del agua, se divide en 4; entonces el riego de cada operación está subdividido en 4 pulsos. A la vez, se logra un avance y una forma de regar mucho más uniforme a la tradicional, debido a que se conoce el caudal de entrada, por ende cada compuerta erogará siempre el mismo caudal”, mencionó.
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